el inframundo

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Viaje a lo más profundo

Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio). Os invito a que os adentreis en cada uno de ellos, y os dejeis llevar por sus aguas, pero no olvideis pagar al barquero, pues eso os asegurará el retorno...

jueves, 15 de septiembre de 2011

AQUERONTE (VII)






Miro atrás y añoro, con la misma intensidad, las mismas cosas que detesto e intento borrar de mi memoria. Ya han pasado muchos años, y aunque decidí sellar mis labios, he vuelto a romper mis promesas y he abierto el sello que contenía a mi bestia y sin ternura (ni tampoco rudeza) la he despertado de su letargo, para que con sus aullidos y alaridos, se estremezca mi corazón, logrando que las palabras broten de nuevo, para así poder continuar con mi canción. Y en este canto, vendo cuerpo sin alma, el corazón roto y la inteligencia agotada. No os quejéis, pues os lo dejo barato, veo que hay mucha oferta en el mercado…

martes, 6 de julio de 2010

LOS CINCO RIOS DEL HADES


La pena, el odio, el fuego, el lamento y el olvido en realidad son un sólo estado, una sucesión cíclica que se repite sin cesar y que en cada parte de ese ciclo hay un poco de las otras. Son como las distintas sustancias que forman un elemento, pero al fin al cabo, son el mismo, y aunque cada una tiene su propia identidad no tendría existencia sin las demás. Son las partes de un todo, pero al fin y al cabo son la misma cosa...igual que los ingredientes de una receta, cada uno con su sabor, textura, color y olor diferente, al unirse, forman un todo, un nuevo alimento, éstos, con su diferente fuerza, signo y color forman mi vida, son los ingredientes de ésta....

Me ha tocado el papel protagonista en la gran obra de mi vida, y sin embargo, no ha llegado a mis manos ningún guión... estoy tan perdida, que no veo ni siquiera el rastro que dejaron otros que recorrieron caminos parecidos... estoy tan perdida, que no puedo encontrar mi camino... lo he buscado, pero no lo he hallado y sigo dando vueltas y vueltas, hasta el punto que casi me he mareado y no contenta con eso, he intentado dar una vuelta más intentando llegar a ponerme la nivel del mundo y ni por asomo, me acerque a su órbita. Y después de girar mi exterior, decidí hacerlo internamente, pues por desgracia o por suerte no soy solo corteza... y di una vuelta y otra vuelta, y mi alma llegó casi a vomitar de cansancio y por más que busqué, no logré encontrarme, intente escucharme, pero no dije nada, y probé a tocarme pero mis manos no me hallaron... y entonces, de repente, comencé a sentirme sola... y de nuevo me embarque en la pena, como tantas veces lo había hecho, y mi alma lloro pidiendo auxilio, pero no fui capaz de escucharla, y mi falsa indiferencia hacia ésto provocó en ella deseos de desaparecer, y sus lamentos cayeron en el vacío, y su pena y mi existencia, en el olvido... y una vez muda mi alma, mi cuerpo sintió aversión de sí mismo y esa aversión creció hasta transformarse en antipatía y por último, en odio... y sin embargo todavía me sentía sola... y ese odio aumento con tal fuerza que llego a convertirse en fuego, y las llamas incendiaron todo lo que quedaba de mi... y pese a esto, continué sin encontrarme...

y en llamas, por fin pude escucharla, primero solo un susurro y luego, escuche sus gritos con tal fuerza como si los hiciera junto a mi oído, y de ahí nació el alivio, y el alivio maduró en alegría, y ésta me impulsó de nuevo en mi búsqueda, y mis manos lograron rozarme, dando lugar a sonrisas donde antes hubo lamentos... y su voz se volvió mas clara, y con ella, las lagunas que dejó el olvido fueron colmadas de recuerdos, y entonces solo entonces, el odio tornó en amor y el fuego dejó de quemar, para dar solo calor y cobijo.

Porque no puedo sentir pena sin haber sentido antes alegrías, no puedo reír si antes no he llorado, no puedo olvidar lo que nunca ha estado en mis recuerdos, ni sentir calor sin haberme quemado y por supuesto, no puedo odiar, lo que nunca haya amado... pues estos no son opuestos, sino son polos de un continuo, y juntos forman mi persona.... ¿y quien puede condenar que sea así? ¿quién se encuentra libre de ellos?... al fin y al cabo, soy lo que deseo (y no deseo)... al fin y al cabo, soy la esclava del paraíso... al fin y al cabo, soy la reina del inframundo.

Los días avanzan, y con ellos, continua mi viaje. Retorno a la superficie...

(¿Me sigues alma?)

lunes, 5 de julio de 2010

FLEGETONTE (VII)


QUINTA CARTA

Querido Ulises, esta es la última carta que escribo en secreto, la ultima sin destinatario ni remite, y la ultima que se quemara junto con el resto en las llamas del silencio...

Ahora que has vuelto, no necesitare enviarte mas noticias de la vida aquí, no necesitare ahogar mis llantos en largas páginas, ni ocultar mi pena detrás de estas letras... por fin todo ha terminado... por fin vuelvo a estar a tu lado...

Siempre fiel

Penélope

...y tras firmar su última carta, continuo con su ritual de siempre, la acercó a las llamas y dejó que se consumiera para que nunca nadie la hallase... pero esta noche era diferente, en lugar de pasear por los pasillos de su palacio como alma en pena, para después yacer en lágrimas y ahogar su pena en la almohada, corrio junto a su retornado marido, y escuchó las aventuras de este, y su corazón volvió a latir con fuerza, y las arrugas de su su rostro que habían ido ganado terreno durante sus largos años de espera, desaparecieron y dieron a su rostro un nuevo brillo que ni en juventud había mostrado... y después de horas de escucha, sus alma volvieron a ser una, y aquel que durante años le arrebató el aliento, volvió a dárselo... y esta noche fue bendecida por los dioses, siendo la noche mas larga del año.

domingo, 4 de julio de 2010

ESTIGIA (V)

CUARTA CARTA

De mi lucha contra tu olvido, nació una nueva sensación, y de esa sensación salieron nuevos brotes que dieron forma a un nuevo sentimiento. Gracias a él encuentro fuerzas para continuar mi espera, gracias a éste, no me he abandonado en la indiferencia, no he ahogado mis sentimientos por tí, tras tu marcha. Tu marcha... han pasado tantos años que parece abandono... ha pasado tanto tiempo que no estoy segura de que alguna vez hubieras estado aquí... quizás solo fue un sueño...

y por eso, odio mi deseo de abrazarte, odio que todas las noches quiera soñarte, odio que mis manos añoren tocarte, odio que mis labios necesiten besarte, y odio, aguardar tu regreso sabiendo que es imposible amarte más y con más fuerza de la que lo hago en mi espera....

Perdóname, mi amor, por haber sido tan dura con nosotros... pero si supieras, lo que que me quema el alma en tu ausencia, entenderías lo difícil que está resultando mi espera. Aquellos que desean usurpar tu puesto han descubierto mi trama, y ya no pueden esperar más. Se ha convocado un concurso cuyo premio es tu reino y con él, mi vida... el que desee ser el vencedor tendrá que tensar tu arco y conseguir dar con la flecha en el objetivo imposible... pero aunque alguno de ellos lo consiga, y ocupen tu lugar en el trono, nunca podrán ocuparte en el lugar que yo te reservo, nunca podrán hacerme olvidarte...

Esperando que vuelvas

Penélope


viernes, 2 de julio de 2010

LETE (V)

TERCERA CARTA
Busco en mis recuerdos alguna razón para no empezar a olvidarte y cesar de una vez esta horrible espera. Aun sigo preguntándome porqué has decidido irte, el porqué te involucraste en tal empresa. Recuerdo días antes de tu marcha, cuando decías que no tenias elección, ya que sería una gran pérdida para nuestro reino, pero que el fondo de de tu interior, no querías ir. Yo, complaciente, me hice la despistada, pero sé que te morías de ganas por comenzar el viaje, y decidí decirte lo que querías oír, no podía privarte de tal aventura...no habría sido justo por mi parte...y no me hubiera perdonado nunca dejar que te marcharas pensando que no podría aguantar la espera....que no sería capaz de mantenerme entera y cuidar de tu reino en tu ausencia....

Pero los días poco a poco iban agrietando mis ganas de espera, los meses envejecían mi sonrisa, y los años, hacían languidecer mi alma... y ahora, no recuerdo ya tu voz, he olvidado tu forma de besar, desconozco tus caricias y he perdido tu olor entremezclado con mi piel... las fuerzas me abandonan, y la soledad consume mi risa, del mismo modo que tu presencia esfumaba mis penas...No puedo esperar más tu regreso...no puedo detener a todos los que quieren tu reino...no cuando cuando la soledad me consume...no cuando el olvido ronda mis noches e inunda mi mente de lagunas...no cuando espero tu regreso y ni siquiera tengo noticias de que estés con vida...

El sudario está casi acabado y con el caduca mi ilusión por tu vuelta... ya no puedo retenerlos más...ya se han dado cuenta de mi engaño...ya sale a la luz mi burla, una que casi he llegado a creerme de tanto desearla...

luchando contra el olvido

Penélope

miércoles, 28 de abril de 2010

COCITO (V)


SEGUNDA CARTA

L
a falta de tu presencia me hace morir poco a poco cada día... sin embargo, la esperanza de tu vuelta reanima mi existencia e ilumina la oscuridad de mis días solitarios...

No puedo evitar que mi mente racional me diga que estoy loca, que mi espera es absurda y que quizás nunca volverás...¿que puedo ofrecer yo en comparación con las aventuras que tus viajes pueden ofrecerte? Imperfecta y perecedera, ¿como podrías desear más estar junto a mi cuando lo que te depara en la distancia es mucho más asombroso que lo que yo podría ofrecer en mil vidas?

El tiempo pasa, y su marca comienza a notarse en mi persona. Día tras día, deambulo por las estancias con la cabeza bien alta, como si nada me importase, como si mi espera no me resultase dolorosa, pero por las noches mi alma yace en silenciosa pena, y mi cuerpo se asfixia en lamentos por no ser rozado por tu piel, mi pelo pierde su brillo porque ya no se enreda entre tus manos y mis labios se ahogan entre lágrimas al carecer de las caricias de los tuyos...

Pese a esto, aun te espero...

Penélope

viernes, 26 de marzo de 2010

AQUERONTE (VI)


Permitidme que detenga mi historia inicial y os muestre algunos sucesos que ocurrieron durante mis primeros años como reina del inframundo, ya que en la profundad de mi reino, no estaba ajena a la vida exterior, y las historias más contadas y repetidas por los mortales eran narradas como inocentes cuentos a mis oídos, siendo a veces, una silenciosa espectadora de ellas, otras incluso, parte de las mismas...

Recuerdo cuando aquel héroe griego, Ulises (Odiseo), llego a nuestro reino, buscando a Tiresias el adivino, ya fallecido, para que diese la anhelada ruta de regreso a su reino, Itaca. Una vez en los infiernos, preparó un pozo lleno de sangre de cordero previamente degollado, como reclamo a los espíritus, para que las almas acudieran al olor de ésta a saciar su sed, y con ellos el espiritu del adivino. Ví como luchaba con las miles de almas atormentadas que permanecerían en los infiernos hasta el fin de los días. Y observe como apartaba de la sangre a sus difuntos amigos e incluso a su madre, la cual dejo en vida cuando partió de su hogar, hasta no habérsela ofrecido a Tiresias, todo por volver a su patria, todo por volver a su amada... había rechazado a las reinas mas deseadas de Grecia y a pesar de estar viendo con sus propios ojos lo que el fin de los días le aguardaba, rechazó la inmortalidad que la reina Circe le ofrecia a cambio de pasar la eternidad junto a ella, solo por una simple y perecedera mortal, de la que solo podría disfrutar una breve vida y de la que no tenia noticias ni sabia con seguridad si aun le esperaba o por el contrario habría encontrado refugio en otros brazos. ¿Seria tan persistente mi adorado y detestado dios por acortar la distancia entre nosotros si nos separasen o por el contrario solo era su premio en una disputa y algún día se cansaría de su trofeo? ¿sería yo capaz de lo mismo, lucharía con todas mis fuerzas y contra todo sufrimiento solo por unos años junto a él?

Pero lo que mas me lleno de esta historia, no fue la parte más contada, sino la que nunca antes nadie había contado...en su espera, la paciente reina de Ítaca ahogaba sus lágrimas en cartas... lágrimas que después incineraba con la esperanza de que nunca llegasen a ser vistas por nadie y que su imagen serena no se viese destruida...cuanto me recordaba eso a mi estancia en el exterior, tan fría e imperturbable como una estatua a las orillas del río y tan ferviente e inquieta en mi interior... esta es la primera... aquí comenzó su pena...

PRIMERA CARTA

Querido Ulises,

El pueblo comienza a olvidarte pero tu hijo, pese a su juventud, mantiene en tu recuerdo comportándose ya como el rey que será algún día. Ahora han llegado de todos los lugares, hombres que se creen dignos de ser tu sustituto, pero con la ayuda de la diosa Atenea, se ha impuesto a todos ellos, y ha decidido emprender un viaje en tu busca.

Y a mi, aquí me tienes, llenando de palabras secretas este papel, con la ingenua ilusión de que te lleguen algún día, con la madura sabiduría de que nunca te llegaran...

En el silencio te espero, y en mis noches, después de destejer con afán lo que voy dando forma en el día, entre sueños, levanto un lugar donde nada de esto ha ocurrido y donde nunca tuviste que partir a una guerra de la que ni siquiera encontrabas razón...y en cada suspiro del viento, te envío susurros y caricias, deseando que no te hayas olvidado de tu hogar, deseando que no te olvides de tu vida, y deseando sobre todo, que aun recuerdes el olor de mi piel, el tacto de de mis besos y el susurro de mis caricias, del mismo modo que yo revivo tu olor, tu tacto y tu voz en cada paso que doy al día.

Mantener tu recuerdo en mi mente es mi nuevo modo de vida, y aunque sé que nadie dijo que fuera fácil, a veces cuando el cielo llora disfrazo mis lágrimas entre las suyas, para que nadie note mi desaliento, y no crean que he perdido la esperanza de que algún día los caprichosos dioses te dejen volver. Porque aunque mi alma llora tu ausencia, mi rostro celebra tu recuerdo, siendo la espera mi mejor cómplice y los días mis confidentes. Y en silencio, continuo tejiendo el ficticio sudario para tu enfermo y anciano padre, y cuando Helios se acuesta y ya no puede delatarme, abrazo con fuerza la almohada del lecho que diste forma con tus propias manos en el torso del gran olivo y le narro todas mis desdichas y duermo después imaginado que aun estás aquí, rodeándome con tus brazos y que mi cabeza encuentra reposo en tu pecho y tus latidos me ofrecen una dulce nana.

Solo escribo estas palabras para dejar que mi alma se relaje, y las quemo en las llamas para que desciendan al reino de Hades y nunca nadie las encuentre. Espero que tu alma este llena de jubilo ya sea porque mi deseo te lleve a nuestro recuerdo o porque estés abrigado por otros brazos...

siempre tuya

Penélope