Las aguas me arrastraron hacia la orilla, y yo inerte, no hice nada por evitarlo. Las piedras de la orilla me arañaron, y yo, sin ni siquiera quejarme intenté protegerme de sus ataques. La arena entró en mis heridas, infectando y dañando todo a su paso, yo inerte contemplaba su trabajo. El viento me empujó hacia el otro lado y como un muñeco me lanzó hacia sus aguas. Y al caer, mis ojos volvieron a abrirse, las heridas comenzaron a sangrar y comencé a sentir todo lo que no había sentido porque estaba dormida. Miré a mi alrededor y observé como había cambiado todo y un sentimiento nuevo comenzó a formarse en mi interior…
Como había dejado que todo eso pasara… como había llegado al punto en el que me encontraba… y me lamente por haber sido un mero observador de la vida, por haberme limitado a estar dormida y ver pasivamente todo lo que se me presentaba. Y todas las lágrimas que antes no pude derramar, salieron a borbotones, y sin darme cuenta entre en otra “pasiva dinámica”, el lamento.
Como había dejado que todo eso pasara… como había llegado al punto en el que me encontraba… y me lamente por haber sido un mero observador de la vida, por haberme limitado a estar dormida y ver pasivamente todo lo que se me presentaba. Y todas las lágrimas que antes no pude derramar, salieron a borbotones, y sin darme cuenta entre en otra “pasiva dinámica”, el lamento.