Impregnada de locura, todos mis sentidos se agudizaron más. El sonido de sus aguas que en un principio me arrullaba con cálidos susurros ahora parecía los gritos de miles de almas agonizando, el rojo elemento que primeramente me avivaba, ahora quemaba toda mi piel. Ese dulce sabor que embriagó mi boca, la llenaba en el presente de amargura y acritud. El brillo de sus aguas que antes me había llenado de tanta pasión, me cegaba los ojos obligándome de nuevo a cerrarlos y su olor, que siempre me había parecido tan atractivo, ahora me repugnaba como lo harían miles de cuerpos en descomposición…
Y cerré de nuevos los ojos, e intente escuchar mi voz para no oír la suya, y abracé mi cuerpo como si nunca me hubieran abrazado, aguanté la respiración para no dejarle que volviera a entrar en mí y mordí mi lengua para no volver a probar más su sabor…
Y en ese estado mi cuerpo fue relajándose de nuevo, fue borrando todo aquello de él, fue dejando que todo lo consumiera el olvido…
Y cerré de nuevos los ojos, e intente escuchar mi voz para no oír la suya, y abracé mi cuerpo como si nunca me hubieran abrazado, aguanté la respiración para no dejarle que volviera a entrar en mí y mordí mi lengua para no volver a probar más su sabor…
Y en ese estado mi cuerpo fue relajándose de nuevo, fue borrando todo aquello de él, fue dejando que todo lo consumiera el olvido…