el inframundo

el inframundo

Viaje a lo más profundo

Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio). Os invito a que os adentreis en cada uno de ellos, y os dejeis llevar por sus aguas, pero no olvideis pagar al barquero, pues eso os asegurará el retorno...

viernes, 12 de marzo de 2010

FLEGETONTE (V)


Sin darme cuenta mi interior fue despertando, y mi cuerpo que había estado dormido durante meses comenzó a acordarse de lo que era estar vivo... primero solo un tenue sentimiento, que fue poco a poco transformándose en un pequeño hormigueo que iba recorriendo cada rincón de mi piel, poco a poco, segundo tras segundo... comencé a sentir como la sangre comenzaba a deambular por mi cuerpo, y como su paseo iba haciéndose cada vez más agitado y violento...mi corazón comenzó a martillear contra mis costillas, como si quisiera abrirse paso y salir disparado de mi pecho... el hormigueo se convirtió en fuego y el fuego comenzó a quemarme las entrañas abriéndose paso hacia el pecho, hacia mi asustado y nuevamente despierto corazón... y las llamas incendiaron todo a su paso, alimentándose y reduciendo a cenizas mi propia esencia, o lo que había quedado de ella tras meses de silencio...una gran corriente recorrió toda mi espalda, arqueandola y doblegándome como un aviso de que el fuego ya estaba llegando a su destino...mi corazón comenzó a latir como un tambor, avisando del inicio de la batalla, acelerándose contra ese fuego que pretendía invadirlo y el cual iba poco a poco ganando terreno, hasta que por fin llegó a su objetivo. El vencido, tocó un último redoble lleno de profundas voces sordas, para luego solo tartamudear un par de veces y dejarse consumir en el silencio de ese infierno... ya no podía oír sus latidos, solo sentía el frío aire que se deslizaba lentamente por mi garganta...un aire impregnado por su aroma, donde hiel y miel se unen en un único sabor... y caí de nuevo a las profundidades, aferrándome a su cuerpo como si quisiera fundirme con él, y escuchando la melodía formada por los latidos de mi renovado corazón, el compás de nuestra respiración y el susurro de nuestros labios...

y el fuego de mi interior se reflejó en los campos, pintándolo todo como un eterno atardecer... por fin.. otoño...

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